sábado, 27 de diciembre de 2014

Familia

En la vida parece que vienen algunos;
que se quedan pocos
y que se van demasiados.
Pero es eso; parece.

Llegó el invierno,
y con ese frío 
se congeló este suelo,
pare hacerlo firme.

En el amor parece que se fueron,
pero que podían  traspirar el cielo,
las estrellas, 
la luz de una luna sin dueño.

Bien, en ese momento, pensaba en ti,
en ella; en aquél que le prestó un día
una de esas sonrisas inmemorables.
Y es que, en realidad, seguían estando ahí.

A cualquier momento, en cualquier lugar,
de cualquiera manera,
con cualquiera de los defectos que yo pudiera tener,
seguía estando.

Entonces, por eso hoy 
quería agradecer a todos,
quería dar testimonio de un amor
que puede superarlo todo.

Quería decir que no somos nada
-sin los demás-.
Que el arte de este sentimiento
es el que inspiró a cualquier persona,
-Poeta, artista- Persona.

Lo pude ver en la mirada de un padre
el amor de una madre,
y el amor de una hija.
El amor de un hermano,
en el abrazo de un amigo.

Y, en esto , estaba yo.
Dentro de toda una gran familia, 
dentro de aquél círculo de amor,
estaba yo.

Supe, entonces, que recibes más de lo que das,
y que a veces, das demasiado poco.
Pero que al ser ignorantes, 
tendrán que pasar años para darse cuenta.
Y tampoco hemos de culparnos...

Y me di cuenta, entonces.

De que no somos nada sin el otro,
pero de que lo somos todo 
en cuanto  a que somos personas,
en cuanto a que amamos.






lunes, 22 de diciembre de 2014

suerte y quererte

No necesitaba demasiado. Creo que era más bien poco. A lo mejor una conversación, una invitación hacia la aventura, un rechazo inminente al miedo. Sólo quería luz, paz, un poco de tontería pero siempre ganas de querer llegar a algún lado. No me gustaba pensar en un futuro muy lejano pero sí me gustaba imaginar un mañana. No sé, la verdad, en qué punto se pueden encontrar, en realidad, no sé si quiera si están en alguno. Es posible que el trnasicrrir del tiempo dé razones al mes de mayo a convertirse otra vez en aquella primavera que tanto ansiamos. Es cierto, además, que ni los días, ni las horas, ni aquellos meses eran muestra de aquello. Creo que era mejor mirar para otro lado y a veces, aún un poco separados, seguir algún camino. 

No tenía muy claro si el tiempo hablaría o mataría, o si hoy era nuestro día. No me gustaba dudar mucho, prefería atender a otras reflexiones. También prefería soñar. La verdad, ya sabes que a veces soñaba contigo. Me gustaba imaginarme a grandes rasgos la felicidad, y entonces supe que no podía depender de nada más que de aquellas personas que realmente me querían. 

Ya no bastaban palabras, ni promesas , ni compromisos , ni huecos en frases vacías, ni amor a medias, ni corazas tan duras, ni miedos residuales de un amor que a veces no era. Sólo bastaban triunfos, esfuerzo, éxitos en el amor, hacer felices a los que te rodean y aprender que, en realidad, no somos mejores por lo que somos, sino por todo lo que hacemos. Y, por eso, -concluyo- quería ser yo aquella persona que hiciera contigo lo que el sol hace con el hielo, lo que la luz hace con la oscuridad, lo que la sonrisa hace con la injusta tristeza. Quería, sin lugar a dudas, ser tu acompañante aquí. Sinceramente, sólo era cuestión de suerte. Luego, cuestión de quererte. 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Dar y recibir.


Quizás no haya problema. Quizás solo el tiempo hable, y seguramente pueda estar aquí presente para constatarlo. Es preferible, a pesar de todo esto, no pensar mucho más. Una amiga me dijo que era mejor no pensar en lo que harías mañana. Bien, ella se levantaba por la mañana y pensaba en todo aquello que tenía que hacer. En gran medida lo conseguía, y siempre pensaba en lo siguiente que tenía que hacer. Tenía tantas cosas que hacer que no le daba mucho tiempo a pensar.
Pero sí a reflexionar, porque como es lógico, pensar por pensar no es lo mismo que reflexionar: sólo te amenazan las dudas pero no el miedo y la desorientación. Perseguía por ello esa labor de ser un poco más feliz y superar con creces cada día, a parte de intentar sonreír un poco más. Pero aquí nadie es perfecto, y yo regalaba las llaves de mi corazón, y no me importaba, porque me gustaba tener gente en casa siempre. Disfrutaba mucho de la compañía. El problema llegaba cuando abusaban de eso, o cuando perdían la llave. O  cuando no tenían muy en cuenta el orden en que ponía las cosas. Sí, es cierto que no me importaba que desordenaran un poco el asunto pero odiaba cuando me cambiaban de sitio. Y eso me pasó más de una vez.

Varias personas han venido y me han cambiado un poco las reglas de mi casa. No es bueno que se adueñen de nada. Está bien compartir, realmente, es fundamental para ser feliz. Las alegrías compartidas son dobles y las tristezas se dividen. Pero a veces, es importante cuidar, mantener, dejar las cosas ordenadas y limpias. Es preciso, sino, es posible que algún día no vuelvas a entrar. No sé, creo haberlo explicado más de una vez. El problema es otro. A lo mejor deberían ellos sentir lo mismo, a lo mejor deberían dejar a algunos pasar, y una vez dentro, enseñarles a querer a un corazón, enseñar que es mucho mejor dar que recibir, porque a veces no recibes tanto como das.

viernes, 12 de diciembre de 2014

sentimientos sordos

Quería dejarlo escrito,
 dejar constancia de este grito,
como un fuerte latido
que no me deja mirar de nuevo.

A veces,
caes.
En un vacío profundo,
en el inconexo nudo
de aquél maldito,
 mundo interno.

El amor, la fatiga,
la amistad. Como un puente
de emociones absolutas
que parecen reabrir
-a veces-
 brechas,
-a veces-
esperanzas.

Si me pusiera a hablar de la felicidad,
entonces sólo hablaría de ti.
Pero como eso,
hay mil cosas más así.

Porque en mi mundo,
hay mil cosas bellas.
Y cada una se mueve
a la vez que la alegría,
la dulzura y simpatía,
la tarde fría de un invierno,
nunca apático,
algo nostálgico,
pero siempre mágico.

Pues sí,
hay personas que se convierten en instantes,
en recuerdos,
en sensaciones ardientes,
o en sentimientos sordos del ayer.

Desde aquí no hay pasos,
no hay sendero hecho.
Sólo existe libertad,
como estas alas de mi verdad.

No había mejor verso que un abrazo,
ni mayor plagio en una estrofa
de amor que canta
y suplica,
poesía o arte,
arte ,
o amarte.

lunes, 8 de diciembre de 2014

truth

No me gustaba ser esa típica
carga pesada.
La verdad,  a veces sentía
que el tiempo no pasaba.

No sé, a lo mejor era la idea,
esa ilusión efímera.
Pero tampoco entiendo por qué,
por qué decirlo no era hacerlo.


Me di cuenta,
-mucho- más tarde
Que el amor no entiende de promesas,
y que sólo las pretende.

Por ello me topé con la desilusión,
con esa pequeña gran destrucción
en mil pedazos , de un corazón.
Y jamás me construí un caparazón.

Porque sentir tristeza era
esa dura enseñanza que nos da la vida,
pero que a veces es eterna,
y cansa.

No sé si el tiempo hablará,
si las personas cambiarán,
si el cambio y la mejora,
será la sede del éxito.

Pero ojos que no ven,
corazón que no siente.
Y así tu mirada, a veces perdida,
no veía la mía, en ocasiones
hundida.