sábado, 27 de diciembre de 2014

Familia

En la vida parece que vienen algunos;
que se quedan pocos
y que se van demasiados.
Pero es eso; parece.

Llegó el invierno,
y con ese frío 
se congeló este suelo,
pare hacerlo firme.

En el amor parece que se fueron,
pero que podían  traspirar el cielo,
las estrellas, 
la luz de una luna sin dueño.

Bien, en ese momento, pensaba en ti,
en ella; en aquél que le prestó un día
una de esas sonrisas inmemorables.
Y es que, en realidad, seguían estando ahí.

A cualquier momento, en cualquier lugar,
de cualquiera manera,
con cualquiera de los defectos que yo pudiera tener,
seguía estando.

Entonces, por eso hoy 
quería agradecer a todos,
quería dar testimonio de un amor
que puede superarlo todo.

Quería decir que no somos nada
-sin los demás-.
Que el arte de este sentimiento
es el que inspiró a cualquier persona,
-Poeta, artista- Persona.

Lo pude ver en la mirada de un padre
el amor de una madre,
y el amor de una hija.
El amor de un hermano,
en el abrazo de un amigo.

Y, en esto , estaba yo.
Dentro de toda una gran familia, 
dentro de aquél círculo de amor,
estaba yo.

Supe, entonces, que recibes más de lo que das,
y que a veces, das demasiado poco.
Pero que al ser ignorantes, 
tendrán que pasar años para darse cuenta.
Y tampoco hemos de culparnos...

Y me di cuenta, entonces.

De que no somos nada sin el otro,
pero de que lo somos todo 
en cuanto  a que somos personas,
en cuanto a que amamos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario