sábado, 29 de noviembre de 2014

"Fly"

El invierno despegó del verano
y se izó la bandera de la calma,
como patriotas que luchan la batalla,
de una larga y dura tregua.

Porque a veces es el miedo,
eso que nos dejaba sin aliento,
o quizás no era más que
un poco de frío.

Detrás del sentimiento ,
ahí estaba
la amenaza de una reflexión.
Y digo amenaza porque
se amontonaban las palabras.

Quizás pensaba que bastaban
palabras de promesas,
 pero eso eran,
promesas de palabras...

Y más allá de todo yo creí,
que aún podía ser hasta la primavera
porque las flores al brotar
serían nuestros colores.

Pero creo que no sabía bien,
si existían límites,
porque quería ponerlos
imponiéndomelos.

Y sus límites eran cortar,
 con el trayecto,
con el destino incierto,
con mi sueño.

Y entonces volé,
como vuelan los pájaros
y se dejan ver entre  nubes y azul,
-humildes- animales que saber volar,
Y no como nosotros.

Pues entonces  un día intenté querer
volar hacia arriba
y desde ahí ,  ,
empecé a creer que podía querer.

Y  quise,
tampoco sé bien  lo que hice.

O  a lo mejor,
lo hizo él.






miércoles, 12 de noviembre de 2014

Find The Best Way Out.

Espera,

si el cielo está ahí arriba,
no digas que no llega
el color de su mirada
y se tiñe de color azul.

Sigue,
y comprenderás.

Pues,

no tenía miedo de luchar,
-tenía miedo a llegar-
y no saber qué hacer
porque jamás fingió caer.

Pero como siempre ocurre,
los versos más cortos
dicen más que los largos que aburren.
Y por eso le pedía más actos
que palabras de complacencia.

Y, una vez

Encontró el instante de paz,
como si de repente,
 supiera hablar del azar,
como si la locura fuera cuerda,
y la batalla una tregua.

Como si dejar espacios
fueran dar besos,
y abrazos
y no abrir brechas , ni pedazos
ni pagar la deuda
de un corazón a plazos.

Era largo el trayecto, difícil,
pero una vez encontró su meta,
vivió de aquella gran fuerza,
y esa astucia
que jamás le dejaría caer,
pues ya no se dormía
ni al comienzo de cada reto
ni al final de cada muerte,

Nació de nuevo,
a las golondrinas a las siete,
y se convirtió en hermano del sol,

y en el amor de aquella que soñaba
con zapatos de charol.
Y aquél cielo azul,
que en su retina tanto brillaba.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Y es que a veces, no todos saben ver bien...

También era bonito ver cómo las hojas del otoño caían dejando paso a la primavera de los enamorados; enamorados de la vida, claro. No sé si el tiempo nos dará el placer de conocer más allá de aquello que vemos, o de conocernos mejor , tú y yo, ella y él, un padre y un hijo...  O si, por el contrario,  el frío congelará este momento y al recordarlo nos paralizaremos, y tratando de escribirlo nos perderemos en el mundo de los soñadores. Bien, supongo que a veces, se tuerce la cordura en la locura y nos volvemos un poco niños; y no digo infantiles, digo niños. Porque ver brillar la luz de algunas cosas nos lleva a querer enseñarles a los demás lo que realmente vemos. Y vemos golondrinas en el aire que se transforman en el reflejo de alguna melodía libre, y también podemos ver las siluetas de personas en trozos de algodón fríos, pero dulces. Así avanzamos, paso por paso, imprecisos o preciosos, correctos, o incorrectos, pero siempre vivos. Tan vivos como el recuerdo de algunos o las frases más bonitas alguna vez escuchadas.  Y así es como tú, ellos, y muchos lo vemos. Jamás pudimos quedarnos atascados en el mero hecho de avanzar, en llevar nuestros pasos a algún lugar sin dueño ni destino, sin control, sin aspiración, sin motivos ni sueños, ni ilusiones, ni objetivos.  No podía, imaginarme un mundo sin amor, sin locura, sin pasión, sin arte, sin amistad. Era un mundo muerto, pensaba. -Y estuve un poco triste cuando no lo entendían- Creo que conocí a algunas personas que  decían de ser pesimistas, y aunque algunos estaban orgullosos de ello, sé que solo pedían a gritos una mano que pudiera rescatarles de aquél negro, gris, oscuro y triste agujero. Aunque no por ello puedo decir que el optimismo me dio alguna escapatoria mejor; era también inútil vivir de sueños si no podían ser por un momento una realidad; y por eso salir por patas era la verdadera escapatoria.

Sí, había quién hablaba de mí como alguien demasiado segura de si misma. No obstante, yo también caía. Pero veía con colores el futuro y con luz mis sueños, como estos versos, ciertos abrazos, como querer que tú compartas conmigo esto. Porque compartir nos hace ser mejores, un poco más felices, más libres;  más nobles hacia aquello a lo que le debemos respirar, a lo que le debo poder llenar con palabras tantos huecos como sueños, corazones enteros, sentimientos puros. No se que es ni de donde pueda salir, a lo mejor,  quizá,  solo sea vivir.

domingo, 2 de noviembre de 2014

"Discurso amoroso"

Hablar de sentimientos es algo que no lleva a ningún lado si no es verdaderamente desde el corazón. El discurso amoroso pretende reconducir nuestras emociones a lugares y zonas ciertamente malditas, haciéndonos pensar que aquí han de cumplirse ciertos requisitos para que algo sea sincero. La cuestión es que partir de esta base, ya de por si es erróneo, porque el amor es crecer, y quizás, el amor es crecer en aquello que siente que es libre y legítimo desde que el tiempo parece perpetuar algo. Ni hemos de querer por encima de nuestra capacidad humana ni hemos de dejarnos querer más que lo que nosotros hacemos. Existe siempre esa amenaza incesante del fracaso, pero creo saber que el éxito solo se encuentro en el riesgo. Y tenemos la manía de tenerle miedo al riesgo, cuando este no es más que otra oportunidad más. Puede ser que a veces no pensemos a donde vamos, ni siquiera a donde queremos llegar, queremos tenerlo todo sin tener a penas algo consistente. Somos jóvenes, tan libres y tan idiotas que no sabemos si intentar algo en el amor, que si es aquella calma o si solo te sumerge de nuevo. No quisiera que se llevaran mi niñez, pero si me largo quizás viva con aquella paz que tantos ansían. Aunque, si por estúpidos han de encerrarnos que empiezan a gastar la madera de este mundo en puertas y no se ahoguen aún. Como refugiados sin sentido, como aquellos que persiguen su futuro sin tener más sueños que aquél que soñó el lunes a la noche. En dónde nos encontramos, tú y yo, en dónde estamos, porqué estamos, y hacia donde vamos. No me refiero de forma independiente sino verdaderamente, ambos dos. Creo que se llevará los pasos más estancados de la historia de una corta vida como la mía; pero más plena que el sol escondido de un atardecer. La verdad, es que con él podía crear arte, porque podía dejarme llevar en la libertad de aquellas dudas que aún hoy, ( y esto sin buscar) nos trajeron por aquí.