viernes, 26 de septiembre de 2014
Hearts
Creo que caminaba por un lugar un tanto extraño. Había quien moría; y otros vivían. Ví que algunos ayudaban a otros levantarse y en consecuencia se caían. Simple inercia, supongo. Pero que daban su corazón sin esperar nada a cambio. También pude ver como algunos se separaban, que los caminos se partían en dos, y que con el tiempo se podían volver a unir, o que incluso podían subdividirse en muchos otros.
Parecía que la suerte jugaba un papel demagógico y que en realidad no era más que lo que cada uno hacía con su vida lo que les ponía en el lugar que les correspondía. Muchos creían tener la razón, y la verdad es que todos guardaban algo de ella pero tenían hielo en el corazón. Y a mi eso no me gustaba: era gente fría. Valía más el rencor que el valor, y era mejor el que luchaba con armas que el que luchaba una guerra de corazón con corazón. Confundían los conceptos de humildad con un quedar bien de forma constante y nadie era verdaderamente uno mismo. Lo llamaban modas, y había quien moría habiendo jamás madurado.
Después de saber que este mundo era más frío de lo que pensaba y que la tormenta podía con muchos, y después de haber sufrido la tristeza de personas cercanas me envolví de fuerza y de rabia, y cambié mi coraza para congelarme en mi escudo. Nadie se fiaba de nadie y yo no podía ser menos, pero nunca llegué a ver los fantasmas que manipulaban esos hilos de sentimientos y emociones en las personas. Por el contrario creía ver ángeles.
Aún hoy, y día tras día, me pregunto si habrá alguien ahí a fuera que pueda entender la belleza de vivir. Sé que quien se muera de hambre o quien no tenga a nadie que le quiera querría matar estas frases y apuñalar mi escritura. Pero no tengo remedio, y que si mi dieron la paz , no seré yo quien quiera la guerra.
Jamás podrían apagar las luces de aquellos que lucharon por la sonrisa de los demás y de uno mismo. Porque no podrán con el corazón que es luchador, con aquel que quiere vivir, que quiere respirar; con aquél que no sabe que haría sin otros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario