domingo, 18 de noviembre de 2012

Segundo

En un preciso momento, empezó su corazón a palpitar con prudente y lenta constancia. Existía cierto, gran sentimiento entre los dos. Sufrían cada día una especie de distancia, una extraña sensación; algo que haber no había, pero no por ello no existía. 
Hace mucho tiempo pude llegar a ver cómo dos corazones partían a otro lugar fuera del alcance de muchos. También hace poco vi cómo lo más esperado también podía suceder. Sin embargo sabemos que con el tiempo la incógnita a esa duda poco a poco se revelará. Y no, ellos no supieron mucho pero ahora prefieren no haber sabido nada,  ya que entonces no estarían dejando pasar al destino. Entre cada uno de sus pasos, entre sus manos hay un sentimiento fuerte que no deja a nadie interponerse. Pero antes tuvieron que ser débiles y dejar caerlo alguna vez. Con el tiempo, aprendieron a ser fuertes, a estabilizar cada emoción, a no prometer en vano un siempre, y jurarse amor. Restaron sus diferencias y el resultado fue bastante más que el de antes. Cada una de esas discusiones solo buscaban una reconciliación, cada adiós un inesperado reencuentro. Fueron capaces de ir y detrás de sus pestañas el azul de sus ojos caía a medida que el sol brillaba con más fuerza en sus pupilas que empequeñecían. Con un corazón de cristal pronto aparecía esa sensación de sonrisa en permanencia. Aunque no estuvo ahi en ese momento tan exacto, ella tampoco estuvo ahí en ese preciso segundo en el que él también desvanecía. 
Porque nunca hubo un motivo para separar, sino un motivo para unir. Porque quizás el tiempo expresa una especie de búsqueda hacia lo desconocido; mientras el futuro llama a tu puerta tu aún piensas en que regresaras. No intentes atrasarlo porque la única forma de recuperar lo perdido es no mirando atrás. La única forma de lograr lo vivido es dejar que tu corazón siga su latido, que el curso de un rio siga fluyendo sin que nadie fuerce el agua a ir más rápido, o sin que nadie te fuerce a ti a sonreír. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario