domingo, 18 de noviembre de 2012

Guía

Hay que ser fuerte, hay que aprender a sonreír siempre.  A pesar de cuales sean los motivos hay que enseñarles que se puede ser feliz por mucho que ciertos obstáculos intervengan en nuestro camino. No hay que ser perfecta, no hay que ser precisa, ni si quiera muy lista para ser realmente única. Y de eso me di cuenta hace bien poco. En realidad pocas personas son realmente sorprendentes, muy pocas nos dejarán con la boca abierta y muy pocas se quedarán a nuestro lado siempre. Pero no por ello me rindo, ni por ello me asusto; ni me aparto. Lo mejor es valerte por ti misma y empezar a quererte.
Quizás cualquier persona que esté leyendo esto pueda sentirse identificada; lo más probable es que ciertos nombres aparezcan en la cabeza y si digo que no hay nadie como tú, estoy convencida de que te reflejas aunque no quieras admitirlo. Por algo dirán que menos es mas, y que no hay mejor profesor que error. Si me paro a pensar se que mis defectos me impidieron conseguir ciertos retos pero luché y me esforcé para intentar compensarle. Y a ese le, no le pongo nombre porque no quiero encontrárselo.
Dicen que no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, o que si no quieres todo lo que tienes, es que no tienes todo lo que quieres. También dicen que nunca digas nunca, pero esa frase perdió el sentido cuando tampoco puedes decir siempre.  No, no me dejé guiar nunca por meras coincidencias ni casualidades, ni palabras, ni externas cualidades. me dejé llevar por la lucha y la constancia, me fié de cualquiera para que si en sus manos ponía algo de mi, no lo tirara ni se descuidara. Pero a estas alturas no me arrepiento, quise vivir algo bonito y viví algo precioso. Y quizás todo haya sido un simple cuento de princesas, pero por lo menos yo lo tuve. Y no, no hablo de mi, si no hablo de ti; sé que tus pensamientos rozan los momentos, y ahora, los echas de menos. No quisiera impregnar este papel de simples sentimientos ni simples recuerdos, no quisiera que pensara que aún estoy buscando una segunda parte. No busco, porque nunca busque y al final lo encontré. Si hay algo que puedo decir que es verdad, es que nunca se sabe. Nunca supe nada aunque creí que lo tenía todo controlado. No me asusto, me hago fuerte y constante. Mis razones son suficientemente creíbles como para decir que aún somos jóvenes para tomar decisiones, pero que ya no somos niños para jugar ciertos juegos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario