domingo, 2 de noviembre de 2014

"Discurso amoroso"

Hablar de sentimientos es algo que no lleva a ningún lado si no es verdaderamente desde el corazón. El discurso amoroso pretende reconducir nuestras emociones a lugares y zonas ciertamente malditas, haciéndonos pensar que aquí han de cumplirse ciertos requisitos para que algo sea sincero. La cuestión es que partir de esta base, ya de por si es erróneo, porque el amor es crecer, y quizás, el amor es crecer en aquello que siente que es libre y legítimo desde que el tiempo parece perpetuar algo. Ni hemos de querer por encima de nuestra capacidad humana ni hemos de dejarnos querer más que lo que nosotros hacemos. Existe siempre esa amenaza incesante del fracaso, pero creo saber que el éxito solo se encuentro en el riesgo. Y tenemos la manía de tenerle miedo al riesgo, cuando este no es más que otra oportunidad más. Puede ser que a veces no pensemos a donde vamos, ni siquiera a donde queremos llegar, queremos tenerlo todo sin tener a penas algo consistente. Somos jóvenes, tan libres y tan idiotas que no sabemos si intentar algo en el amor, que si es aquella calma o si solo te sumerge de nuevo. No quisiera que se llevaran mi niñez, pero si me largo quizás viva con aquella paz que tantos ansían. Aunque, si por estúpidos han de encerrarnos que empiezan a gastar la madera de este mundo en puertas y no se ahoguen aún. Como refugiados sin sentido, como aquellos que persiguen su futuro sin tener más sueños que aquél que soñó el lunes a la noche. En dónde nos encontramos, tú y yo, en dónde estamos, porqué estamos, y hacia donde vamos. No me refiero de forma independiente sino verdaderamente, ambos dos. Creo que se llevará los pasos más estancados de la historia de una corta vida como la mía; pero más plena que el sol escondido de un atardecer. La verdad, es que con él podía crear arte, porque podía dejarme llevar en la libertad de aquellas dudas que aún hoy, ( y esto sin buscar) nos trajeron por aquí.



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