martes, 29 de enero de 2013

Love story


Y pasaba el tiempo como el viento. El taxi iba haciendo camino a medida que yo me ponía de acuerdo con el tiempo para no llegar tarde. Abrí el bolso y saqué el pequeño espejo de plata que me había regalado mi abuela el año pasado antes de marcharse a un lugar del que nunca ha regresado. Observé en él mi rostro; mis ojos claros estaban esta vez cansados. Con rapidez saqué el delineador de ojos de color marrón y tracé una línea fina sobre el párpado. Coloreé de negro las pestañas y las alargué mientras con la mano derecha alegraba mis mejillas con un tono rosáceo. Cerré el espejó y miré por la ventanilla. Ya había llegado.


Disimulaba mi sonrisa al verle sonreír. Aún lo recuerdo. Verle era algo que aunque ya desde hacía meses se habia convertido en rutina, siempre parecía que las casualidades nos llevaban a donde nos encontrábamos. Me recibió con un fuerte beso en la mejilla, y su amplia sonrisa irradiaba alegría. Ese día decidimos ir a cenar a “La Veletta”, no por un motivo realmente especial, sino por el simple convencimiento de que alguna vez era necesario una velada más interesante que quedarse conversando en la silla de su habitación, o ver una película sentados en el sofá con lo pies inquietos por moverse. Y así, ahí me encontraba con unos pantalones negros, una blusa color coral, con escote de pico, y mis pies vestían unos botines negros de ante y cuero con algo de altura. Y con el pelo algo despeinado y mis labios secos, decidí hacer caso omiso a lo que pudiera decirme. Pero él me dijo que estaba guapa. Y ese día era poco creíble ese piropo.

–Idiota– Dije riendo
–¿Idiota por qué?– Contestó aparentado seriedad.
–Porque sí – Dije sonriéndole.
– ¿El qué Sofi ?–
– Que te quiero, un poco.– Dije mirándole entretenida

Y normalmente el no solía responder a esa frase puesto que de costumbre le gustaba más cogerme del hombro y abrazarme. Y no había mejor te quiero que ese. Y normalmente ese abrazo precedía un beso tierno en la frente.
Y yo era feliz.

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