domingo, 5 de octubre de 2014

Poesía libre - La historia de Un corazón a medias-

Busqué en tus ojos
como se busca en otros
lo que nosotros no tenemos.
Una mirada perdida,
que se pregunta si existe el cielo,
o si mañana podría librarse del infierno.

Si dijera que eras tú,
aquél que,
no me dejaba respirar.

Que no era una venda en los ojos
la que no me dejaba ver,
sino que era tu mirada.
La que me cegaba de día
y me abría los ojos de noche,
mientras soñaba ilusiones tristes.

Creo que mañana abriré de nuevo
estas puertas, que cerradas
por un amor puro
susurraban frágiles como el humo
de tu cigarrillo
un amor sincero.

Llamé a otros
pero me dijeron que siguiera buscando;
y entre rosas, cafés, y una luna
seguí buscándote en mí,
y un día volví
a encontrarte.

Seguí construyendo versos,
como esos besos que amaban las olas,
y las horas de un reloj que cambiaban de velocidad
cuando eran contigo.

Era todo más bonito,
más efímero.
Era un cuento, o un sueño.

Si fuera por mi
y no por ti
 aún  estaría buscándote
sin descanso,
entre estos matorrales de amor,
entre olivos,
entre suspiros leves
el verde de tus ojos,
y el hierro oxidado,
de tus corazas.

De ti, y otras identidades,
jamás he podido concluir más allá
que es mejor no esperar.

Que el misterio es mejor
cuando está presente
en los sueños.

Que el verso es libre
es solo un sentimiento,
que no quiere más que tus abrazos,
y tus sonrisas pasajeras.

Como que con tus manos leves,
y con tus miradas clave,
me anclé a ti.
Por ello te escribo,
porque solo te encuentro en las palabras.

Porque lo fue todo,
que me diste todo,
porque solo me diste palabras.

Y no espero nada,
solo te espero en este poema,
con las manos inquietas,
y el corazón a medias.











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